Vivificar los chakras

Te presentamos aquí una meditación para vivificar los chakras desde una visión antroposófica.

Llamados por Rudolf Steiner también flores de loto, son nuestros espacios interiores y lugares de encuentro entre nuestros cuerpos, físico, vital y anímico.

Es necesario vivificarlos antes de cualquier meditación, ya que son nuestros órganos de percepción espiritual. Por ello sino se encuentran limpios y con vitalidad será muy difícil avanzar en los caminos meditativos.

Recorrerlos mediante la conciencia

El orden

Rudolf Steiner mencionó en varios de sus escritos que a diferencia de las meditaciones orientales que los recorre para favorecer la espiral kundalini de abajo arriba, en el caso de la ciencia espiritual debería partirse de arriba abajo. Sin embargo, no dio pautas concretas, por eso nos vamos a basar en el orden que propone Thomas Mayer

Comenzaremos por el chakra corazón (que es el central) para descender a los tres que se encuentran por debajo: el del plexo solar, el del sacro y el raíz .

Posteriormente se sube al de la garganta, al de la frente para acabar en el de la corona.

Se propone aquí una meditación larga, pero a medida que vayamos tomando conciencia de ellos, podremos irlos recorriendo y sentir como se abren para vivificarlos antes de cada meditación.

Meditación para vivificar los chakras

Introducción

Vamos a hacer un recorrido por nuestros chakras o flores de loto. Es importante que te tomes tu tiempo, puedes detener la grabación en cualquier momento para ajustarte a tu ritmo.

Comenzamos por tomar una postura cómoda.

Sentir nuestro cuerpo apoyado en la tierra por acción de la gravedad. Los pies en el suelo, el peso de nuestro cuerpo apoyado en un cojín, una silla….

Imaginamos un hilo dorado que tira de nosotros hacia arriba y por el que fluye un líquido amarillo-dorado que nos llena de luz y de un calor agradable todo nuestro cuerpo.

Mantener la espalda recta y encontrar el equilibrio entre las fuerzas de la gravedad y el hilo que tira de nosotros desde nuestra coronilla. Cuando sintamos que hemos encontrado esa armonía hacemos tres respiraciones profundas.

Flor de loto del corazón

Se sitúa a la altura de nuestro corazón pero en el centro de nuestro pecho

Tomamos conciencia de ella. Para ello, nos dejamos invadir de dos colores, el verde mezclado con el rosa pálido flor de melocotón.

Tratamos de repartir ambos colores hacia nuestra espalda y desde ahí por nuestra columna vertebral hacia arriba y hacia abajo.

Mientras lo hacemos, tratamos de sentir un profundo amor incondicional, la alegría plena solo por el hecho de existir.

Podemos traer la imagen de alguien que nos observe con esa mirada de amor incondicional, nuestra madre o padre, nuestro ángel, Dios Creador o quien quiera poner cada uno porque le sea significativo.

Si tenemos dificultades para percibirlo, nos quedamos un rato. Podemos, entonces visualizarnos a nosotros mismos, como si nos miráramos desde arriba y como si nos regalásemos ese amor. Detenerse en este punto hasta haber alcanzado una mirada sin juicio a nosotros mismos.

Flor de Loto del plexo solar

Descendemos mentalmente hasta la boca de nuestro estómago a nuestro plexo solar.

Ahí tomamos conciencia de esta flor de Loto del plexo solar

Nos dejamos bañar por una luz amarilla que porta un calor muy agradable que vamos repartiendo de forma suave por todo nuestro cuerpo, llevándolo primero a nuestra espalda y ascendiendo hasta la cabeza, para luego llegar hasta nuestras extremidades, llegando al final de los dedos de nuestras manos y pies.

Cuando nos hayamos iluminado y templado podemos revisar nuestro estado anímico.

¿Sentimos tristeza? ¿Observamos aquello que nos aflige con cierta ecuanimidad o todo nuestro ser se haya abatido cuando aparece un pesar?

¿Aparece rabia hacia algo o hacia alguien? y, si es así, esta ira nos arrastra hasta que dejamos de ser nosotros mismos.

¿Hay un miedo que nos atenaza? ¿Este temor puede con nosotros o podemos regularlo? ¿Es pánico o simple inquietud?

¿Nos hemos desbordado en una alegría que nos ha sacado de nosotros mismos?

Si reconocemos cualquiera de estas cuatro emociones que nos está bloqueando o que ha tomado un papel demasiado protagonista nos tomaremos un tiempo en este chakra.
Podemos visualizar como aquel sentimiento lo repartimos por nuestro cuerpo, al igual que hacíamos con el calor y el amarillo. Tratando de llegar hasta el la última extremidad, pero procurando, a su vez no salirnos ni un ápice de nuestro contorno.

Como antes nos tomamos el tiempo que necesitemos pudiendo detenernos el tiempo que nos permite alcanzar un cierto estado de ecuanimidad.

Si las emociones persisten y no nos dejan avanzar en el proceso se puede pasar meditar dicha emoción de forma más intensa

Flor de Loto cinturón

Continuamos con nuestro camino de descenso y llegamos hasta el chakra del cinturón, del sacro situado debajo del ombligo.

Para poder abrirlo nos vamos a dejar invadir aquí por el naranja, que, como en los casos anteriores repartiremos por nuestro cuerpo.

Aquí vamos a observarnos si hoy o en estos últimos días nos hemos dejado llevar por nuestra pasión. Ya sea en nuestra conducta sexual, en un comportamiento de gula ante la comida, de envidias o en cualquier otro aspecto cuando me ha tomado el deseo por encima de mi verdadera voluntad.

Nos observamos desde arriba. No se trata de reprendernos y, mucho menos de reprimir, si hacemos esto avivaremos mucho más nuestro deseo, sino de poder conectar con ese que nos mira desde arriba que soy yo mismo para ofrecer aquello que nos queda por purificar haciéndolo de una manera totalmente condescendiente, abrazar nuestra humanidad. Dignificamos nuestro cuerpo que es el vehículo que tenemos para poblar la tierra. Vistas nuestras debilidades y tomando conciencia de ellas podremos dar un nuevo paso hacia la libertad de nuestra alma.

Flor de Loto de la raíz

Llegamos ahora hasta nuestro chakra raíz que se sitúa en nuestro perineo.

Tomamos conciencia de nuestro «ser naturaleza»

Para ello, nos dejamos invadir por un color rojo encarnado que repartimos de una manera suave por nuestro cuerpo.

Nos visualizamos en un lugar de la naturaleza que se para nosotros significativo. Una playa al amanecer, una montaña, un bosque…, cada uno sabe el lugar que más le favorece para encontrarse consigo mismo.

Sentimos como desde nuestros pies salen raíces que se integran con ese paraje. Nos hacemos uno con la naturaleza, sin que en esa fusión perdamos ni un ápice de ser nosotros mismos. Podemos sentir como si discurriera dentro de nosotros un manantial de vida, como la savia de un árbol circulara por nuestras venas.

Poco a poco, vamos volviendo a nuestro centro, pero habiendo acogido en nosotros mismos el hecho de pertenecer a esta tierra.

Flor de Loto corona

Observamos ahora una flor de loto con mil pétalos que se sitúa a unos centímetros por encima de nuestra cabeza. Es de un intenso color violeta que nos tiñe desde arriba.

Esta flor no la podemos abrir, porque es nuestra parte espiritual, pero podemos percibir como ella nos baña en ese color y como todas las flores que hemos ido abriendo se bañan ahora de esa tonalidad y como cada una de ellas brilla con su propio color dentro de nosotros.

Flor de Loto de la frente

Ascendemos hasta llegar a un punto que se sitúa en el medio de nuestras cejas y un par de centímetros dentro de nuestra cabeza, como si prolongáramos imaginativamente hasta llegar a la raíz de nuestra nariz. Desde ese punto bañamos nuestro cuerpo en un azul índigo.

Para abrir esta flor de loto de dos pétalos tomaremos conciencia de nuestro pensar.

¿Pensamos o dejamos que afluyan a nuestra cabeza pensamientos?

¿Tenemos conciencia de nosotros mismos? ¿Conocemos nuestras capacidades? ¿Las ponemos en el mundo?

¿Creamos conscientemente en nuestro interior las representaciones de la realidad o las llenamos de juicios y de opiniones?

¿Observamos todo esto con una mirada compasiva hacia nosotros mismos, evitando juzgarnos, Solo observando nuestra realidad.

Flor de Loto de la garganta o de la laringe

Ascendemos ahora hasta nuestra garganta, hasta sentir que nos situamos mentalmente en nuestra laringe. Desde ella nos dejamos invadir por un azul ciano, claro que desde ella repartimos por nuestro cuerpo para tomar conciencia de chakra laringe.

Tomamos conciencia que mediante nuestras palabras comunicamos lo que vive en nuestra alma hacia las personas que nos rodean.

Y vamos tomando conciencia de si nuestras palabras construyen o destruyen realidades.

¿Habitamos nuestras palabras?

¿Somos ordenados en la transmisión de nuestro pensar? ¿Tiene sentido lo que expresamos o nos dejamos llevar por palabrerías carentes de significado real y profundo?

¿Somos críticos o respetamos la libertad del otro?

Ahora creamos una imagen del silencio, de un silencio que tapiza a modo de mucosa nuestra laringe. Un silencio creador, un silencio que permite detener cada palabra que sale de nuestra boca. Un silencio que extingue lo impuro que vive en ella y que nos posibilita bendecir.

Volver al chakra corazón para cerrar la meditación

Volvemos de nuevo al chakra del corazón, que se sitúa en el centro de nuestro pecho.

Ahora sentimos que todas nuestras flores se han integrado y que han aportado cada una su color para formar un intenso brillo que en forma de haz sale desde nuestro corazón para iluminar nuestra estancia, nuestra ciudad, nuestra tierra e irradiar cualquier parte oscura de nuestro mundo.

Sentimos una profunda gratitud hacia el mundo espiritual y permanecemos en ese estado unos minutos.

Poco a poco, recogemos esa luz que preservaremos en nuestro interior y, posteriormente, cada uno ya a su ritmo vamos volviendo a tomar posesión de nuestro cuerpo y abriendo los ojos y volviendo a nuestra realidad con la nueva conciencia de nuestras flores de loto ya abiertas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Content is protected !!