Simpatía y antipatía en la meditación
Al igual que se ha empleado el pensar trascendido, la imaginación, la inspiración y la intuición para llegar a lo espiritual, se puede emplear también el sentimiento como camino. Para ello se deben tomar en cuenta la simpatía y antipatía en la meditación
Simpatía y antipatía
Aquello que en el pensar son representaciones atadas a lo sensorial, prejuicios, recuerdos son en el sentir sus dos fuerzas simpatía y antipatía. Estas son las dos fuerzas que habitan el alma.
La simpatía
Proviene del griego συμπάθεια sympátheia. Se compone del prefijo sin, que significa unión o convergencia y de pathos que indica dolor o sufrimiento.
En antroposofía se define como la fuerza del alma que nos lleva a vincularnos en el exterior de nosotros mismos y, especialmente, en el otro. Así la personas que tienen un exceso de simpatía pueden entender el sufrimiento ajeno, pero a su vez pueden establecer lazos de dependencia y tratar de responsabilizar al mundo de aquello que les ocurre.
La antipatía
Por el contario la antipatía ντιπάθεια antipatheia, se define como la renuncia a sufrir el dolor de los otros Desde un punto de vista antroposófico podría decirse que es la renuncia a salir al mundo quedándose uno en su mundo.
Ambas tendencias son necesarias para una correcta higiene anímica. Y existen ciertas tendencias determinadas por el temperamento de cada uno que hacen que se extreme una u otra.
Trascender estas fuerzas del alma
En la meditación antroposófica con los pasos que hemos dado mediante el pensar hemos ido despertando a nuestro Yo superior que puede trascender también estas dos fuerzas anímicas.
Esto se puede activar mediante el ejercicio de la ecuanimidad
Convertirlas en órganos de percepción
Pero Steiner habló no solo de trascenderlas, sino de convertirlas en órganos de percepción.
Cuando el hombre ya no reacciona con una respuesta o una acción egoísta a cada placer o disgusto, a cada simpatía o antipatía, se hace también independiente de las cambiantes impresiones del mundo exterior. (Teosofía)
No reaccionando por su impulso, sino pudiendo observar estas dos fuerzas desde el Yo superior en la meditación podremos ver aquello que todavía podemos desarrollar. De esta manera podremos tratar ver lo positivo en aquel o aquello que nos resultaba antipático. Algo que desarrolla el ejercicio de la positividad.