El ejercicio de la positividad

Vamos a presentar el ejercicio de la positividad tal y como lo presenta Rudolf Steiner en varios de sus escritos:

Ejercicios del alma (GA 267)

Traducción propia:

En el cuarto mes, se debe abordar un nuevo ejercicio el llamado de la positividad. Consiste en buscar siempre lo bueno, lo excelente, lo bello, etc. en todas las experiencias, seres y cosas.

El mejor ejemplo es una leyenda persa sobre el Cristo Jesús.

Cuando Él y sus discípulos vieron al lado del camino un perro que ya estaba en avanzado estado de descomposición todos los apóstoles apartaron la vista, pero el Cristo Jesús se detuvo, miró al animal y dijo: «¡Qué dientes tan bonitos tiene este perroDonde los demás sólo habían visto lo feo y antipático, Él buscaba lo bello.

Así, el que se encuentra en el desarrollo esotérico, deberá esforzarse por buscar lo positivo y lo bello en toda apariencia y en todo ser.

Se tratará de notar que bajo la cáscara de una cosa por fea que parezca se encuentra una belleza oculta. Incluso bajo la apariencia externa de un criminal hay un bien oculto, y tras la manifestación de un demente se esconde, de alguna manera, el alma divina.

Este ejercicio se relaciona con lo que podría llamarse abstenerse de toda crítica.

No hay que tomar este asunto como si se tratara de blanco y negro o negro y blanco.

Existe una diferencia entre un juicio que parte de la propia personalidad y que juzga en función de su simpatía y la antipatía y aquel que se sitúa amorosamente en lo aparente del otro o en el otro mismo, preguntándose como ha llegado a ser así o cómo ha actuado así.

Este punto de vista llega a esforzarse por ayudar al imperfecto, en lugar de limitarse a reprenderlo y criticarlo.

La objeción de que las condiciones de vida son las que exigen a muchas personas a que reprueben y critiquen no debe servir de excusa, pues son estas las condiciones las que le impedirán alcanzar el desarrollo esotérico de que se trata en este camino. Hay muchas condiciones de vida que imposibilitan esta formación oculta.

El hombre no debe exigirse impacientemente un progreso, a pesar de los pasos que dé hacia delante, puesto que el avance solo se dará en las condiciones adecuadas.

Aquel que durante un mes se concentra conscientemente en lo positivo de todas sus experiencias, notará gradualmente que un sentimiento que irá progresivamente introduciendo en su ser interior, como si su piel se hubiese hecho permeable por todos lo lados y como si su alma se hubiese abierto frente a todos los procesos sutiles que ocurren en su interior que antes de su apertura atenta se le habrían escapado.

Se trata precisamente, de combatir la falta de atención a esas percepciones tan sutiles.

Una vez que uno ha notado esta sensación de felicidad descrita anteriormente, se tratará de dirigir este sentimiento mediante el pensamiento hacia el corazón y dejar que fluya desde allí hacia los ojos, para distribuirse en todo el espacio que nos rodea.

Se logra una conexión íntima con el espacio que habita y, en cierta forma, uno crece de esta manera, sintiendo que ese entorno le perteneciera a uno mismo.

Este ejercicio requiere una gran concentración y, sobre todo, un reconocimiento del hecho de que todo lo que se deja invadir por lo tormentoso, apasionado y tomado por la emoción tiene un efecto completamente devastador en el estado de ánimo indicado.

Se debe continuar con los ejercicios de control de pensamiento, de dominio de la voluntad y de ecuanimidad

De la ciencia Oculta, un bosquejo (GA 56)

Traducción propia:

Otra forma para educar el pensar y el sentir es el desarrollo de la llamada positividad.

Existe una bella leyenda que nos cuenta como Cristo-Jesús pasó un día con sus discípulos, cerca de un perro muerto que se encontraba en estado de descomposición. Mientras que los demás apartaron la vista de esta repugnante imagen, Cristo-Jesús alabó la hermosa dentadura del animal.

De esta manera se puede uno ejercitar en desarrollar una actividad anímica semejante a la que se expresa en esta leyenda: lo erróneo, lo malo, lo feo, no deben impedir nunca que el alma sea capaz de ver la verdad, la bondad y la belleza, por más escondida que se encuentren

La positividad no debe confundirse con un arbitrario cerrar los ojos ante lo malo, lo falso y lo mediocre. Aquel que admira la „hermosa dentadura“ de un animal muerto es capaz también de ver el cadáver putrefacto. Pero esta visión de lo repugnante no le impide ver la hermosa dentadura.

No se debe tratar de equivocar la visión de lo malo viéndolo como bueno, ni confundir lo erróneo con lo verdadero; pero se puede llegar a adquirir la capacidad de que lo malo no impida ver lo bueno, ni que lo erróneo encubra lo verdadero.

En (Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores)

Traducción propia:

Un poema de Rudolf Steiner

«Admirar lo bello, Proteger lo verdadero,

Venerar lo noble,

Decidir lo bueno:

Lleva al hombre,

en la vida a metas,

en la acción a lo recto,

en el sentir a la paz,

en el pensar a la luz,

Y le enseña a confiar en la obra Divina,

en el mundo entero,

en el fondo del alma.»

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