Encontrarse con el Cristo una respuesta a este tiempo

Vivimos momentos de enorme dificultad. Estamos llenos de miedos reales o imaginarios propios o creados. Las pandemias, las crisis económicas y energéticas, se han encargado de pintarnos un futuro negro lleno de distopias. Por eso, hoy más que nunca encontrarse con el Cristo ha de ser una respuesta a este tiempo.

Cristo más allá de lo que nos han contado

El problema es que, en determinados ambientes, especialmente en la España confesional que se impuso durante los años de dictadura, muchas personas han despertado una profunda antipatía hacia lo religioso y, en concreto hacia lo cristiano.

Pero Cristo no es patrimonio exclusivo de una religión y mucho menos de la iglesia católica.

Desde una visión ampliada como la que Steiner nos regaló, podemos unirnos de nuevo con esa entidad solar, espiritual que vino para traer el amor, continuando la obra empezada por Buda y mostrando así el camino que debía seguir el hombre. Y es que el Ser Humano debe traer el Amor al universo, como ya otros seres en otros tiempos trajeron la Sabiduría.

Para ello bajó y entró en el cuerpo de Jesús viviendo tras su bautismo en el Jordán durante tres años. De esta manera, pudo experimentar en carne propia (nunca mejor dicho) lo que es la muerte. Pero, mediante su resurrección, venció esta y a aquellos que la habían traído y a los que querían hacer creer al ser humano que con el fallecimiento acababa todo.

Cómo diría Pablo Si Cristo no hubiera resucitado vana es nuestra Fe. 1(Corintios 15:14).

La batalla continua

Rudolf Steiner afirmó que el Cristo sería de nuevo crucificado en nuestro tiempo. Y es que en su manifestación etérica, que desde el segundo tercio de nuestro siglo se encuentra entre nosotros, sería de nuevo matada, en este caso por el pensamiento materialista.

Este tipo de pensar lo encontramos hoy por todas partes. Por supuesto, en la desenfrenada búsqueda del dinero y en el consumismo que trata de adormecer cualquier mínimo atisbo de incomodidad que puede producir una vida sin sentido.

En la ciencia que trata de eliminar de sus investigaciones todo lo que tenga que ver con un pensamiento que trascienda lo que traen los sentidos. Una ciencia que no permite ninguna duda y que se ha convertido en una nueva religión cuyos dogmas no pueden ponerse en cuestión. ¿Si no se cuestiona la ciencia, cómo va avanzar? (que se lo digan a Einstein)

En lo social se trata de sistematizar todo, seguir protocolos, siendo la medicina y los sistemas educativos actuales un testimonio de esto.

Se ha impuesto la falsa creencia del ser humano de creerse el nuevo dios. Pensando en que puede convertirse en inmortal (solo en su parte física), de poder intervenir en lo genético para poder diseñar un hombre mejor del que hizo la Creación. En la idea de que podemos elegir el como venimos a este mundo. Por ejemplo, ya podemos decidir si queremos cambiar de sexo a nuestro antojo. Entendiendo por sexo, no una configuración del ser humano, física y anímica, sino reduciéndolo únicamente a las preferencias de con quien practicar a nivel corporal nuestras inclinaciones.

Queriendo cambiar el clima, eliminar nuestras libertades en base a un colectivismo deshumanizado, y un largo etc., que todos conocemos.

Por eso encontrarse con el Cristo una respuesta a este tiempo y la meditación es un medio privilegiado para ello

Obviamente, en meditaciónantroposófica no somos objetivos cuando afirmamos que esta es una de las maneras privilegiadas de poder afrontar los tiempos que nos ha tocado vivir.

Pero, desde luego, la meditación parece exactamente lo polar al pensamiento materialista.

La búsqueda en nuestro interior, el encuentro con nuestro Yo interior y con ello con el Cristo (Yo soy contigo, Yo soy en ti, Yo soy para ti, Yo soy tu yo) trae luz al mundo que combate la oscuridad que pretenden implementar aquellos que desean que el Amor finalmente no triunfe.

Meditar nos quita rabia y el miedo

Meditar nos lleva a la ecuanimidad regulando el miedo y la rabia que son dos de las armas que nos instalan las fuerzas que pretenden oscurecer el futuro del hombre.

Es comprensible que al contemplar la usurpación de nuestra libertad, las injusticias que se cometen o la minusvaloración de la dignidad humana se despierte en nosotros una sensación de rabia, pero esto no solo no ayuda al progreso de la humanidad, sino que la frena.

También reduce el miedo. Imaginar otros escenarios de aquellos que nos están intentando implantar es necesario, algo que hacerse uniéndose a Aquel que dijo que no nos abandonaría nunca.

Meditar nos evita caer en esas provocaciones de las fuerzas adversarias del amor.

Unirse el Cristo es la forma más sublime de la meditación

En el itinerario que se presenta en esta meditación se llega al último paso la intuición que es la unión de nuestro Yo (sujeto de la meditación) con el objeto de la meditación (en este caso el Cristo). En esta fusión se despiertan nuevas fuerzas para poder enfrentar lo que ocurre en nuestro tiempo.

Además, esta unión con el Cristo trae el Amor. Y las fuerzas opositoras a que venga el Amor a la tierra calculan siempre en términos económicos o de egoicidad y no conocen lo que puede hacer al ser humano más humano y más ser

Meditar es una verdadera arma cargada de futuro

Finalmente, la intuición viene unida a las fuerzas de acción. La meditación en Cristo puede convertirse en el motor y la fuerza que pueda hacer llevemos a cabo actos muy por encima de las posibilidades que creíamos tener.

De esta manera la meditación no solo no será una huida y alejamiento del mundo, como lo fue en otros tiempos más eremíticos, sino que será la fuente para lograr una actividad mucho más consciente y parafraseando a Gabriel Celaya podemos decir que la meditación es un arma cargada de futuro.

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