Meditación Rosacruz

La Meditación Rosacruz fue descrita por Steiner en su libro de la Ciencia Oculta para lograr una profundización interior. Consiste en crear una serie de imágenes en el alma y relacionarse con ellas hasta dejar que nos transformen.

La Meditación Rosacruz en sí

Formación de la imagen

Vamos a construir dos imágenes que iremos moviendo.

Rosa y ser humano

Imaginamos un rosa que echa raíces y de la que va saliendo hoja por hoja hasta llegar a la floración.

Nos formamos ahora en nuestra mente la representación de un ser humano al lado de dicha planta.

Se puede vivificar en el alma el siguiente pensamiento: El ser humano posee una serie de cualidades diferentes, que comparadas con la planta pueden ser consideradas como más perfectas: puede desplazarse de un lado para otro con sus sentimientos y con su voluntad, mientras que la planta queda arraigada y no puede moverse.

Pero, aunque el hombre es más completo, contemplado desde otro punto de vista, la planta es más perfecta, ya que no alberga pasiones, ni deseos que la hagan encaminar su conducta a extravíos y errores como es el caso de las personas.

Ella crece según los principios de orden de hoja a hoja y se abre mostrándole al sol toda su belleza con absoluta generosidad pero sin la posibilidad de hacerlo de otra manera.

Es como si el hombre, para alcanzar cierta perfección, haya tenido que pagar con tener que convivir con esos instintos y apetitos que pueden condicionar su conducta

Representación de la savia y la sangre

Ahora visualizo como la savia fluye por la planta, como expresión pura de la leyes del crecimiento sin sufrimientos aparejados

Luego imagino como la sangre recorre por todo el cuerpo y como en ella se expresan los apetitos, pasiones e instintos.

Dejo que todo esto surja en mi alma como un pensamiento vívido

Empiezo a formar la imagen de cómo el hombre es capaz de evolucionar y así puede purificar sus pasiones e instintos. y que haciéndolo es capaz de superar su parte más inferior, pudiendo renacer así en un escalón superior.

Vuelvo a evocar la imagen de la rosa

Me concentro para tomar conciencia de como se ha trasmutado el verde de la savia de la hoja en el rojo del pétalo sin haber tenido que romper las leyes perfectas de la naturaleza.

Transito imaginativamente del verde de la hoja al rojo del pétalo. Cuando he convertido esta representación en algo vivo, creo la imagen arquetípica de la planta. Esta, en su perfección, dentro de la naturaleza, muestra en la transformación del verde en el rojo, la capacidad del ser humano para superar sus pasiones inferiores e instintos.

Traigo los sentimientos de felicidad por las capacidades del ser humano

Trato de identificar el rojo con la superación de esas pasiones. Con la respiración voy dejándome invadir por ese rojo permitiendo que afloren sentimientos para hacerlos vivos:

Venero la perfección del crecimiento en la planta y admiro la capacidad del ser humano para evolucionar y superar sus imperfecciones y sus pasiones.

Despierto en mi un sentimiento de bienaventuranza por ser hombre, y me sumerjo en esa felicidad dejando que invada y se extienda por todo mi ser entregándome por completo a este sentimiento.

Transformación de la imagen de la rosa en la Rosacruz

Creación del símbolo

Vamos a crear el símbolo de una cruz negra y concentrarnos en el lugar donde se cruzan los dos brazos. Lo contemplamos como el lugar de encuentro donde es posible superar los instintos y las pasiones humanas.

En ese punto de encuentro entre lo divino y lo humano aparece un círculo de siete rosas. Estas son el símbolo de un sangre que es la expresión de padecimientos y pasiones purificadas y saneadas.

Una imagen de este tipo posee una capacidad de despertar nuestra alma si nos entregamos a ella en una profundización interna. Por ello, dejamos que aparezca en nosotros y que vaya desplegándose por nuestro cuerpo y nuestra alma, trayéndola primero mentalmente para, posteriormente, relacionarnos con ella.

Se debe tratar de alejar ahora cualquier otra imagen, dejando que la imagen flote en nuestro espíritu delante de nuestra alma. Tomar conciencia de que esta imagen no ha venido sola, sino que ha nacido a partir de las imágenes del ser humano y de la planta. Porque el efecto dependerá de que hayamos construido en los pasos descritos antes de poder emplearlos en la profundización interior, evitando así que sea una imagen fría e improductiva.

Se debe tratar de no traer los pensamientos que construyeron el proceso, sino de dejar que flote la imagen, dejando que vibre con ella cualquier sensación que vaya apareciendo. Así esta imagen sensorial se convertirá en un símbolo de experiencia sentida. Y lo que actúa es la permanencia del alma en esta experiencia. Cuanto más se pueda detener uno en ella, evitando interferencias de otras representaciones, más efecto tendrá esta meditación

Podemos tratar de retomar el sentimiento que apareció cuando contemplamos el verde de la savia convertido en el rojo de la sangre, la hoja metamorfoseada en pétalo, las pasiones humanas superadas para evitar que esta sensación palidezca

Existen otras meditaciones como la de la semilla que pueden ser también trabajar esta capacidad imaginativa.

Finalmente, se trata de grabar esta imagen en el alma y que permanezca viva en nosotros para que sea algo que pueda transformar nuestras pasiones, nuestras reacciones no controladas que puedan herir a las personas que nos rodean.

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