Meditación de la calma

En la meditación antroposófica existen dos desarrollos, fundamentalmente. Trabajar la elevación del pensar mediante imaginación, inspiración e intuición, del que se ha hablado ya varias veces, Y otro que consiste en el trabajo del despertar el Yo superior, para lo cual Rudolf Steiner recomienda esta meditación de la calma.

Cada ser humano, al lado de lo que podríamos llamar el “hombre rutinario”, lleva en su interior un ser superior, que permanece oculto hasta que llega a ser despertado; mas solamente uno mismo puede despertar ese ser superior dentro de sí. En tanto esto no se logre, permanecen ocultas las facultades que duermen en todo hombre y que conducen al conocimiento suprasensible. (GA 9, Teosofía).

Se puede comenzar el despertar de ese Yo esencial generando un observador interno que permita dotar de conciencia propia a todos los actos que se lleven a cabo. De esta manera, en palabras de Steiner: El ser humano irá ganando en calma, ya no se dejará alterar por cada incidente e, irá ganando en acierto en todos sus actos. Llegará a tomar la dirección de su existencia en lugar de abandonarse a las circunstancias y a las influencias exteriores.

Comenzará a no enfadarse por asuntos que antes le irritaban; por ejemplo, oye alguna palabra con la cual un tercero desea molestarle o irritarle y es capaz de arrancarle a esta el aguijón hiriente o irritante antes que penetre en su interior.

Dejará de inspirarle temor lo que antes se lo producía; adquirirá una concepción de la vida enteramente nueva. Superará todo pensamiento que pudiera inspirarle timidez, deslizándose hacia pensamientos fecundos .

El ejercicio de la calma en sí

Identificar una acción

Identifica una situación biográfica en la que sientas que no actuaste como crees ahora que lo harías. algo de lo que te arrepientas.

O una situación en la que te halles inmerso y de la cual no estás logrando solucionar como quisieras.

Crear un observador exterior

Tal y como dice Steiner las situaciones exteriores, tan solo pueden cambiar las circunstancias, se necesita algo más para despertar a ese hombre superior. Se debe buscar la quietud interior, que supera todas circunstancias exteriores.

Despertar ese “hombre superiorque se convierte entonces en el “soberano”, que con mano segura dirige la conducta del hombre ordinario.

Afrontar la situación como si le estuviera ocurriendo a otro. Cuando miramos lo que le ocurre a otras personas solemos ser más benevolentes en los juicios y más desapasionados en lo emocional. Por eso esa mirada en tercera persona nos abre posibilidades para afrontar la situación.

Primera toma de conciencia

Decidir que aspectos del mundo exterior quiero dejar penetrar en mi.

Tratar de separar la observación objetiva de los hechos, de las interpretaciones que pueda hacer yo de los acontecimientos. Trabajar con la percepción factual y no con como me la represento yo en mi cabeza.

Tomar conciencia de las emociones:

Las emociones pueden llegar a penetrar en nosotros. No podemos dejar de sentirlas pero tomar conciencia de ellas nos podrá ayudar a regularlas.

Miedo que me indica que ahora mismo no dispongo de los recursos para poder afrontar aquello a lo que debo de enfrentarme.

Tristeza que me indica que he perdido algo (un ser querido, una situación en la que me sentía a gusto, etc.)

Rabia que me aporta la energía para salir de la situación que me estaba dañando, con el cuidado de no desenfocar dicha rabia hacia otros lugares.

Vuelta a la calma

Una vez tomado conciencia de mi situación y de observar desde fuera como me afecta, trataré de volver a la calma.

Conectar de nuevo con ese observador externo que soy Yo mismo

Ese observador me verá como en tercera persona:

Si existe una emoción predominante que le ha tomado, tratar de imaginar como si se tratase de un montón de pintura en el centro del pecho y de que he de ir repartiendo de manera cuidadosa por todo su cuerpo, sin salirme de él, pero tratando de que la fuerza de ese color se vaya matizando, perdiendo intensidad. De esa manera, con la toma de conciencia y con este ejercicio trataré de regular esa emoción y alcanzar la calma,

Tratando de trascender a lo puramente humano

El penúltimo paso es tratar de elevarse hasta lo puramente humano, que nada tiene que ver con mi
posición particular; avanzar hasta la contemplación de aquello que me afectaría como ser humano, aunque viviera en circunstancias y lugar completamente distintos.

De esta manera, surge en él algo que sobrepasa los límites de lo personal. Llegado este momento se logrará dirigir la mirada hacia mundos más elevados que aquellos con los que en la vida cotidiana se está en contacto.

El hombre comienza así a sentir y a darse cuenta de que pertenece a tales mundos superiores, acerca de los cuales nada pueden enseñarle sus sentidos ni sus ocupaciones cotidianas.

Cerrar la meditación

Concluiré la meditación en clave de agradecimiento. Reconocer la ayuda siempre presente del mundo espiritual y de los seres que me han acompañado en este momento.

Si la situación complicada para mi, que he meditado venía desencadenada por personas concretas, agradecer el impulso que ha supuesto el «obligarme» a enfrentarme con esa dificultad.

Aclaración

Todos los textos en cursiva pertenecen al libro:

Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores

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