Fortalecer la atención y hacerse dueño del pensamiento propio
¿En qué consiste el ejercicio de dominar el pensamiento propio?
Hace más de un siglo Rudolf Steiner ya habló de poder controlar el hecho del pensar propio llevándolo a cabo de forma armoniosa y evitando divagaciones. Es decir, lograr dominar el pensamiento, algo de lo que ya dijo que tenía efectos beneficiosos para la salud más de sesenta años antes de que Kabat-Zinn hablará de los efectos terapéuticos de su mindfulness.
Algo que ya la tradición oriental había recogido en forma de jhana.
Tanto en la forma de contemplar los pensamientos oriental como en la occidental y, especialmente en la antroposófica, se puede establecer que los pensamientos no son conducidos por nosotros.
La objetividad
Rudolf Steiner comentó que para el desarrollo espiritual de la persona lo que resulta fundamental es la objetividad. Siendo esta la gran maestra en el mundo físico sensorial.
La presencia
En la actualidad se conoce la importancia de la presencia. Esta consiste en mantener conciencia en el momento actual y con atención plena.
La palabra presente indica el tiempo actual, pero también significa regalo, que es aquello que la vida nos trae en todo momento, por más que puede no parecerlo en un primer momento.
Concentrar la atención
La palabra concentrar procede de acumular algo en un determinado medio. Es decir, concentrar la atención consistiría pues en tratar de agrupar nuestros pensamientos de forma voluntaria en un objeto.
Georg Kühlewind en su libro dice que la purificación era entre todas las tradiciones el primer paso para el desarrollo de las facultades cognoscitivas intensificadas.
Vía purgativa de San Juan de la Cruz
La tradición mística española, especialmente concentrada en San Juan de la Cruz lo llamó la Vía purgativa. Y en eso centró su famosa la Noche oscura. En la que que comienza En una noche oscura y repite, estando ya mi casa sosegada. es decir, estando su pensamiento dominado.
El ejercicio de dominar el pensamiento propio
El ejercicio consiste en pensar sobre un cierto objeto de una manera permanente tratando de percibir y describir sus características objetivas y absteniéndose en todo momento de realizar ninguna valoración o juicio.
Efectos del ejercicio de dominar el pensamiento propio
Trata de desarrollar la objetividad y la capacidad de concentración, evitando la interferencias de nuestra mente controlar en palabras de Santa Teresa a la loca de la casa.
El pensar cotidiano se lleva a cabo de una manera superficial y salta de un pensamiento a otro en lo que se ha dado en calificar como mente de mono.
Los pensamientos que escapan al control son los que suelen llevar aparejado sufrimientos. Suelen ser pensamientos rumiantes, frutos de ciertos automatismos.
Realmente, este ejercicio trata de marcar la diferencia entre los pensamientos que son pensados inconscientemente, de aquellos que son formulados y tratados desde nuestra conciencia.
Se logrará evitar el pensar fatuo, encadenado e ilógico. Tratando de sustituirlo por un pensamiento más imaginativo e intuitivo
Algo que se denomina en psicología inteligencia espiritual y que busca reconocer los pensamientos sin identificarse con ellos y diferenciar pensamientos de consciencia.
¿Cómo llevar a cabo el ejercicio de dominar el pensamiento propio?
Objeto a escoger para la ser observado
El objeto que se mantendrá en todo momento al alcance de la vista ha de ser sencillo y manufacturado por el hombre. Los ejemplos típicos por estar al alcance de todo el mundo son el de un lápiz, un sacapuntas, un clip, un cubierto o una llave.
Es preferible mantener el mismo objeto, al menos una semana y repetir la misma observación tratando de identificar si existen novedades de un día a otro en la manera de llevarlo a cabo.
Condiciones para llevar a cabo el ejercicio de dominar el pensamiento
Este ejercicio es preferible realizarlo por la mañana temprano, momento en que nuestra atención se encuentra más fresca. Conviene que se lleve a cabo todos los días a la misma hora.
La observación se hará al menos durante cinco minutos, tiempo que con la práctica podrá irse aumentando.
Se debe cuidar uno de estar en un lugar tranquilo y solo o con personas que vayan a realizar el mismo ejercicio.
El objeto a observar debe mantenerse en todo momento al alcance de la vista.
Crear una secuencia
Se debe empezar crear una secuencia de pensamiento.
Aquí un ejemplo de ello:
Descripción objetiva del objeto elegido
Tamaño, forma
Color
Tacto
Olor si lo tiene
Sabor si lo tiene
Sonido si produce alguno, por ejemplo, al chocar con la mesa
¿De qué material está hecho el objeto? Materia
Proceso de fabricación.
De una pieza, de más y ensambladas posteriormente.
Materia prima de origen natural o sintética
¿Utilidad?
¿Historia del objeto?
¿Qué sentimientos me produce?
…
Es importante que se mantenga siempre esa secuencia y resulta un buen complemento a este ejercicio el hacer esa misma secuencia pero en un orden inverso.
¿Qué se debe evitar en el ejercicio de dominar el pensamiento propio?
Las distracciones de todo tipo, por ejemplo la idea de saltarse algún paso de la secuencia que se haya establecido.
Las asociaciones y que la observación de un lápiz y la percepción de su olor nos retrotraiga al recuerdo de nuestros tiempos infantiles en la escuela.
Los juicios, de si es bonito o feo, incluso las calificaciones de grande o pequeño, si no es en relación a algo objetivo.
Se debe evitar irse con los pensamientos más allá de la observación y de las posibles imaginaciones de cómo ha sido fabricado.
El dejar venir pensamientos ajenos a la observación.
Cada vez que ocurra algo de lo arriba descrito se deberá volver conscientemente a la observación y a la secuencia. Ese volver es el verdadero ejercicio en sí.
El aprendizaje del ejercicio
Lo fundamental del ejercicio es adquirir la habilidad (que supera al hábito) para estructura el pensamiento y poner a este al servicio de la percepción de la realidad más profunda y verdadera.
Rudolf Steiner en sus Indicaciones para un aprendizaje esotérico (GA 245)
Al finalizar este ejercicio se notará cuando se presta una atención sutil una sensación de seguridad y firmeza en el alma propia que se debe tratar de llevar a la conciencia. Luego se cierra el ejercicio pensando en cómo llevar este sensación a la cabeza y espalda (cerebro y médula espinal).
Se trata de repartir la sensación de nuestro pensamiento por todo nuestro cuerpo.