¿Qué es el pensar?
Decimos que la meditación antroposófica se basa en una elevación del pensar. Por lo tanto, lo primero necesario será definir ¿Qué es el pensar?
Se podría que todo el mundo cree saber qué es el pensar, pero pocos son capaces de definirlo.
¿Qué no es el pensar?
Podría decirse que con la concepción materialista parecería que el pensar es un producto del cerebro. Y nada hay más alejado desde una concepción de la ciencia espiritual que concebir al pensar como una secreción encefálica.
¿Qué es el pensar?
Todo el mundo posee la experiencia del pensar, pero resulta difícil definirlo
Definición del pensar
Por ello, lo más inteligente parecería acceder al diccionario.
La RAE define pensar con varias acepciones:
Formar o combinar ideas o juicios en la mente.
Examinar mentalmente algo con atención para formar un juicio
Curiosamente la propia academia no atribuye el pensamiento al cerebro, sino al alma que define como principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida.
Visión antroposófica
Steiner fue el primero en introducir el pensar en una dimensión espiritual, diciendo de él que no es solo el desarrollo del poder mental, sino que encierra una esencia cósmica.
Lo define como una actividad realizada por el Yo en la que encuentra su esencia espiritual, siendo la primera actividad de la consciencia.
Continua diciendo que uno debería dividirse en dos personas para poder observar el proceso del pensar. Uno que piense y otro que observe a aquel que está pensando, algo que no se puede llevar a cabo, por lo que se ha de llevar este proceso en dos actos.
Esto se describe en la creación del génesis en la medida de que Yahveh primero creado y después observa aquello que ha creado y el Tao te King también describe El Dao que se ve, ya no es el Dao.
El pensar o conocer debe ser, primero, reflexivo hacia el objeto del conocimiento y, posteriormente, otro pensar que se refiera al acto del conocimiento. Así se puede concluir que el pensar es el elemento no observado de nuestra vida mental. Es decir el pensador olvida que piensa mientras lo lleva a cabo. No es el pensar lo que le ocupa, sino el objeto de lo que observa. Por ello la observación del pensamiento es un caso excepcional.
Pensar y tener pensamientos
Para Steiner pensar no es lo mismo que tener pensamientos. Lo segundo se lleva a cabo mediante una conciencia vaga, que empleamos de forma cotidiana, presentándose, incluso, en ocasiones en contra de la propia voluntad, por ejemplo, cuando no somos capaces de alejar aquello que estamos rumiando y que nos pueden llegara a agobiar. Son representaciones que percibimos en nuestro interior que serían semejantes a las que podemos captamos sensorialmente desde el exterior.
Este tener pensamientos se traduce en desorden y en que estos resultan efímeros y faltos de continuidad y profundidad.
En muchos casos son estos pensamientos inconscientes los que pueblan nuestras conversaciones, dando lugar a conversaciones vacuas y confusas. Incluso esta caricatura de encuentro hace que no hablemos desde nuestro Yo, sino desde nuestro doble que despierta en el otro su sombra.
Pensar, en cambio, como ya se ha dicho es una actividad propia que no se realiza de una forma automática
Pensar y percibir
Somos seres de este mundo y mediante nuestros sentidos corporales entramos en contacto con él,
El conocimiento/descubrimiento (Steiner empleó la palabra Erkenntniss que resulta intraducible) se da por el pensar y no por la percepción, dado que el concepto no surge desde afuera, sino desde adentro y es propio del ser humano pensante interno, siendo la conciencia la intermediaria entre la observación y el pensar. Si el pensar reposa sobre una experiencia real y una percepción podemos llegar a poder constatar una verdad, siendo la mejor manera de obtener el significado espiritual de cualquier fenómeno.
El pensar inductivo, ligado a los sentidos
La formación del pensar inductivo consiste en relacionar, unir un concepto que ya a existía por una experiencia anterior en la mente a una representación que se ha adquirido mediante los sentidos, o bien, ligar diferentes conceptos ya existentes.
Por ejemplo, percibo un ruido tremendo y trato de buscar el concepto que pueda explicar la presencia de ese estruendo. Si logro encontrarlo inmediatamente (cuestión de microsegundos) quedaré tranquilo, sino mantendré un estado de desasosiego hasta que pueda unirle ese concepto que explique lo que ocurrió.
A la unión de la observación, percepción o representación con un concepto de mi experiencia anterior lo llamo pensar. Siendo la propia ordenación de las percepciones un pensar ya en sí.
Pero este pensar únicamente ligado a los sentidos puede llevarnos a la confusión. En muchas de las representaciones puedo pensar que lo que veo es tal como a mi se me presenta. Por ejemplo el niño quiere coger la luna con la mano. Llamando mundo exterior a lo que se me representa como ajeno a mi y mundo interior a la representación de mi Yo.
Por eso no nos vale ese fiarse solo de la apariencia, sino que ha de vivificarse de una forma espiritual, trascendiéndolo.
Steiner basándose en la teoría del conocimiento de Fichte y Goethe indica que la verdadera manera de llegar al conocimiento no es por medio de la percepción, sino únicamente por la actividad del pensamiento.
En el momento en que entra el pensamiento en cada pormenor de la imagen ya no aparece tal y como lo describen los sentidos, sino que aparece dotado del significado que le corresponde dentro de toda la realidad.
El pensar habitual
Este pensar habitual, es decir convertido en hábito nos resulta muy práctico en el día a día porque me permite “vivir en automático” Muñeco verde puedo cruzar, pero si se extienden pueden llegar a invadirnos y aparecer el dogmatismo- Esto está ocurriendo en nuestra época en la que la gente «traga informaciones y noticias» sin ningún pensamiento crítico, ni plantarse ante lo que las supuestos autoridades, que no es más que el poder ejercido, dictan.
Pensar nos hace sobrepasar el instante
El pensar ya no se limita al instante, sino que lo sobrepasa. Cuando nosotros percibimos algo y lo albergamos en nuestra alma podemos recurrir a ello en otro momento. Nos permite obtener aprendizajes de las experiencias que hemos vivido en un determinado momento, pensando en otro momento posterior en ellas. Así se puede evocar el pasado en un ejercicio de recordación y preparar el futuro mediante una planificación.
Pensar y meditar
Ya se ha mencionado que la meditación consiste en elevar el pensar hasta convertirlo en experiencia.
Para poder meditar resulta fundamental el hacerse dueño del propio pensar, y fortalecerlo tal y como indica el propio Steiner en su primer ejercicio preliminar.
Los siguientes pasos son
La imaginación
La inspiración
La intuición