¿Meditar o rezar?

La cuestión de si meditar o rezar es lo mismo resulta ya muy antigua.

En este artículo trataremos de presentar sus diferencias, sobre todo teniendo en cuenta un punto de vista antroposófico.

Hay para quienes rezar tiene una connotación peyorativa y adscrita a una religión y para quienes meditar sería solo una forma moderna de llamar una práctica espiritual ancestral. La imagen más estenotipiada en nuestro entorno del rezo tiene que ver con el rosario, mientras la meditación parecería oler a incienso y requerir de una túnica tipo budista.

Trataremos de superar estas imágenes tan simplistas:

Se parte de…

Meditación

En la meditación antroposófica se parte siempre de una representación interna obtenida a partir de un texto o de una imagen que se irá elevando mediante la imaginación, inspiración e intuición hasta llegar a convertirla en el cáliz para que se manifieste lo espiritual.

Oración

Se dirige uno directamente a lo divino o espiritual teniéndole como un interlocutor. Bien haciéndolo con algo propio, bien mediante alguna oración escrita, que se formula.

Personalización

Meditación

Se puede ver que a mayor parte de los mantras dados por Steiner están formulados como impersonales empleando expresiones como «el que…» «el ser humano….» Cuando emplea el «yo» lo hace refiriéndose a la interioridad de uno mismo, no a la primera persona.

Tiene que ver con el hecho de trascender nuestra subjetividad y nuestras identificaciones llegando hasta la intuición . En ese momento es como que observemos aquello que meditamos más allá de nosotros y de nuestras circunstancias como si le ocurriera al ser humano como tal.

Al no existir esta personalización, también se evitan las peticiones concretas.

Oración

En el caso de la oración y como suele ser una conversación con Dios aparecen en las oraciones el «Yo» y el «Tu» como en cualquier diálogo entre dos personas.

Yo te hablo a Ti

Se dirige uno a la divinidad o a un ser espiritual como puede ser un ángel, un santo (en el mundo católico) o la virgen etc.
La mayor parte de las ocasiones se llena esta oración de peticiones y demandas. En algunas tradiciones con peticiones concretas acerca de nuestras circunstancias, queriendo que, por un poder superior, estas cambien.

Rittelmeyer, fundador del movimiento de la comunidad de Cristianos advierte contra estas prácticas supersticiosas más propias de otro tiempo que del momento actual de la humanidad.

Sin embargo en un camino más avanzado de oración, uno se puede olvidar de si mismo, por entrega total. Algo que en el caso de la voluntad puede aparecer en el «pero no se haga mi voluntad, sino la tuya«. O como en el caso de la oración del coraje.

Sería hacer la pregunta correcta de Parsifal al rey Anfortas que es ¿Qué puedo hacer por ti? en lugar de ¿Qué puedes hacer tu por mi?

Luz y calor

Valga la metáfora de que la meditación se acerca más a la luz. Nos ilumina partiendo de una imagen o de un pensamiento. Mientras que la oración se acerca más al calor, el calor anímico de un encuentro.

Ambos caminos son necesarios en el desarrollo del ser humano y en el religarse con lo espiritual. Y ambos se pueden combinar.

A la oración le puede venir bien un poco de luz acompañándola de textos iluminados.

A la meditación se le debe acompañar de devoción y veneración para dotarla de ese calor que impide que la luz fría nos lleve a otras zonas indeseadas e indeseables de orgullo espiritual.

Conclusión

Meditar y rezar no han de ser dos disyuntivas, sino que pueden ser complementarias en el desarrollo espiritual de la persona.

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