Más brillante que el sol
Más brillante que el sol es un verso meditativo que Rudolf Steiner incluyó en sus lecciones esotéricas (GA 266), comentando que no nace del capricho de una persona, sino que ha sido directamente recogido del mundo espiritual.
Lo indica para todas las mañanas con el fin de elevarnos hacia nuestro Yo superior.
Traducción propia
Más brillante que el sol
Más puro que la nieve
Más sutil que el éter
Es el Yo,
El espíritu en mi corazón
Este Yo soy yo
Yo soy este Yo
Versión en alemán
Strahlender als die Sonne
Reiner als der Schnee
Feiner als der Äther
Ist das Selbst,
Der Geist in meinem Herzen
Dies Selbst bin Ich,
Ich bin dies Selbst
Comentarios a Más brillante que el sol
Este verso contiene mucho más de lo que, en su aparente simpleza, deja entrever. Y profundizando en él se le puede extraer in gran contenido esotérico.
Esta es la razón por la que Steiner dé ciertas pautas:
Más brillante que el sol
No percibimos mediante nuestros sentidos nada más brillante que el sol, por lo que es necesario que recurramos a nuestra imaginación para crearnos esta representación.
Gracias a la luz del sol el ser humano puede ver los objetos en el mundo físico. Son aquellas cosas que un día no existieron y que en algún momento dejarán de hacerlo.
Y es que para iluminar el interior de nuestra alma y espíritu requerimos de ese algo más radiante, que es el Yo superior, la fuente de luz que nosotros mismos hemos de encender.
Es el Yo que percibe, no lo que nos rodea (eso lo hace el yo cotidiano), sino aquello que es eterno.
Cuando un hombre realiza algo bueno, la acción finaliza, pero lo que ha sido plantado en mi alma y el hilo de amor con el que me unido, no pasa nunca. Esto que ha brotado en mi alma, lo podemos trasplantar a cualquier lugar en el que luego estemos.
Eso es lo que recoge mi Yo superior y que puede iluminar al otro desde mi interior, y lo puede hacer porque es más brillante que el sol
Más puro que la nieve
En principio, todo objeto es puro y solo puede caer en la impureza al mezclarse con algo con lo que no debería estar unido. Esto le ocurre al agua pura cristalizada en forma de copo de nieve.
De forma análoga el alma humana es pura cuando elimina todo aquello que le es impropio.
Cuando esta se une a lo espiritual, imperecedero, a los ideales que traen lo bueno y verdadero, entonces se purifica. Y como todo lo espiritual es más puro que lo material, por eso cuando el alma se une a su Yo superior se convierte en más pura que la nieve.
Más sutil que el éter
El éter que es la más sutil de las sustancias y, sin embargo, resulta mucho más denso que lo anímico. Lo perdurable no es lo material. La piedra, por más que dure, desaparecerá algún día, mientras que los pensamientos que fueron concebidos por Dios acerca dicha piedra, esos son eternos. Así como el hielo no es más que agua condensada, la piedra no es más que la idea divina sustanciada.
Nuestro Yo superior es capaz de disolver estas ideas sustanciadas y los permite vivir en su interior,
Y cuando este es tejido por pensamientos divinos, entonces resulta más sutil que el éter.
El espíritu en mi corazón
Se comprende realmente algo, cuando se lleva a cabo este proceso con el corazón. Comprensión y razón son los mediadores para entender y poder alcanzar los pensamientos divinos. Una vez alcanzados estos pensamientos hay que aprender a amarlos, esto se alcanza cuando uno se esfuerza en investigar la base divina de cualquier cosa. Si me encuentro con una persona vil, no amaré su vileza, pero si puedo llegar a poder comprender como ha llegado hasta ahí y amar su Yo más profundo. De esta manera, le ayudaré a poder desarrollarse.
Conclusión
No se trata de rezar muchos mantras, sino de ser capaz de despertar algo profundo en nuestro corazón. Lo que sí se puede es recitar este mantra, aunque sea brevemente cada vez que uno tenga un momento. De esta manera podremos ir descubriendo cada vez más su profundidad.