Establecer una rutina meditativa
Pocas frases puede haber tan contradictorias como la de «Establecer una rutina meditativa«, porque si algo caracteriza la meditación es que cada día es nueva.
En este caso la palabra rutina hace mención a la adquisición de un hábito más que a la repetición monocorde de un protocolo de acción.
Aunque Rudolf Steiner describió un camino iniciático y aportó innumerables sugerencias para ayudar a meditar, no se puede hablar de unas pautas determinadas.
Constancia y perseverancia
La perseverancia es la base de la adquisición de cualquier arte, en el caso de la meditación esto es mucho más acentuado.
Para aprender a meditar, solo cabe una cosa «meditar».
Postura
Rudolf Steiner tampoco dio indicaciones concretas para la postura en la meditación, más teniendo en cuenta que la meditación es una actividad anímico-espiritual que deja el cuerpo más fuera. Por eso, apenas incidiremos en este hecho. Se pueden encontrar en internet suficientes fotos y vídeos que profundizan en el tema.
Es de sentido común que la postura no debe incomodar y debe ser lo suficientemente estable que permita estar el tiempo que se necesite, evitando en lo posible cambiarla.
Debe ser lo suficientemente cómoda para no tener que prestarle atención al cuerpo (que esté en silencio), pero no tan confortable que nos entre sueño.
De pie
Existen algunas meditaciones que se hacen de pie como es la del IAO. Suelen ser meditaciones para la primera hora del día
Sentado en silla
Con los dos isquiones apoyados en el asiento, y tratando de mantener la espalda recta, para lo que es aconsejable sentarse en la punta de la silla.
Sobre un zafú (cojín de meditación)
Es la más recomendable para quien posea este tipo de cojín. Con las piernas cruzadas y apoyadas en el suelo (en función de las elasticidad de cada uno). Ha de ser una postura firme y estable y también con la espalda recta.
Lo más importante es ir adquiriendo la propia postura con la práctica
La lectura
La lectura ya sea de escritos espirituales, de alguna conferencia de Steiner, de algún libro inspirado de una religión pueden resultar enormemente inspiradores pero no sustituyen bajo ningún criterio la práctica meditativa.
La aridez y lo emocionalmente intenso, grandes maestros
Hay días que la práctica meditativa parece resultar estéril porque parece no obtenerse nada. Otros, por encontrarse bajo un secuestro emocional, puede carecerse de la serenidad para poder elevar la conciencia propia. Sin embargo, son esos momentos, precisamente lo que más pueden ayudar a desarrollarse espiritualmente. En el silencio aparente se esconde lo espiritual y en el poder trascender los momentos emocionalmente comprometidos se encuentra un gran aprendizaje.
Buscar momentos y lugares de calma
Habrá personas que despierten con energía para meditar, por adueñarse de su cuerpo rápidamente y que encuentren en estos privilegiados momentos al amanecer o, incluso, antes, el tiempo ideal para su meditación matutina.
Otras, en cambio, eligen la noche para hacer una recapitulación del día
Y los más afortunados podrán compaginar ambos momentos.
No sólo la elección de una hora, sino también fijar un lugar, ya sea en la casa o en el exterior que además de tranquilo nos genere sensaciones positivas y nos ayude a conectarnos con lo trascendente
Establecer una práctica definida
Establecer una práctica definida puede resultar de gran utilidad para poder practicar la meditación diaria.
Esta no ha de ser fija, ni mucho menos limitante, pero puede ser conveniente saber que primero se hace una purificación de los chacras, o una toma de conciencia de nuestros cuerpos, o se reza alguna de las oraciones sugeridas para la mañana o se realiza paso a paso la retrospectiva del día.
A partir de ahí la meditación se puede conectar con nuestras preocupaciones, con nuestros problemas tratando de elevarlos mediante los pasos de imaginación, inspiración e intuición hasta llegar a lo que Steiner llamó lo puramente humano. que nada tiene que ver con su posición particular, llegando a la contemplación de aquellas cosas que le afectarían como hombre, aunque viviera en circunstancias diferentes (Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores).
Para tener en cuenta el momento de cerrar hemos escrito esto
A meditar se aprende meditando
Lo importante en esta rutina es la de que se sea constante y se le dedique todos los días, al menos cinco minutos a esta práctica. De esta manera el día que no se pueda llevar a cabo, se echará en falta.