Rudolf Steiner añade unas aclaraciones a su meditación del «Yo soy»
Él denomina en su ciclo de conferencias, recogido en la GA 267, a esta meditación la del «Yo soy, ello piensa, ella siente, él quiere»
Aclaraciones a la meditación del «Yo soy»
Así las indicaciones que da Steiner
A aquel que quiera aspirar a un desarrollo esotérico le debe quedar claro que estas tres, aparentemente sencillas, frases contienen una fuerza oculta que se manifiesta cuando se las deja vivir en el alma. No se obtiene su beneficio cuando se trata de comprender únicamente de forma intelectual, donde dicen realmente poco. Se debe dejar que estas frases llenen el interior durante un cierto periodo de tiempo y entregarse a ellas con todas las fuerzas del alma.
«Yo soy»
En esta frase se encuentra todo el misterio del ser humano del presente. Ya que, solo un ser que tenga una apariencia exterior como la de hombre terrenal actual, puede pensar, sentir y querer esta frase de forma interna.
Steiner describe como se han tenido que manifestar fuerzas en el cuerpo que hayan abovedado la frente, algo que no ocurría en otras épocas en el ser humano. Aunque menciona que esta condición es necesaria, pero no suficiente para que se pueda pensar, sentir y querer el «Yo soy».
De hecho la capacidad del ser humano de vivir el «Yo soy» en su alma es la que ha ido conformando su frente.
En el aprendizaje espiritual se debe al pensar ese «yo soy» experimentar el «Me alegro de que como ser autónomo pueda participar en el desarrollo del mundo.» Y el ser humano debe vivir algo como «Quiero que mi ser se ponga en una plena relación con el mundo» Si el hombre pone todo esto en una acto de conciencia y lo lleva hacia su frente y los órganos cerebrales que se encuentran detrás, podrá alcanzar el mundo superior.
Aunque Steiner advierte de que este paso requiere mucha paciencia y se debe meditar este proceso durante bastante tiempo y de forma asidua. Con esa perseverancia se logrará que puede percibir como el pensamiento brota de una forma viva de dentro como lo hace una semilla al germinar.
De esta forma se empezará a notar un sentimiento de profunda alegría de saberse un ser creador, y aparecerá una voluntad que le dotará de energía.
El hombre notará que meditando este «Yo soy» nace en él una fuerza intelectual, anímica y moral y que puede alcanzar una relación más consiente con el mundo superior.
Ello piensa
Mediante este «Ello piensa» se puede describir la formación de los órganos fonadores, similar a como Steiner hizo con el «Yo soy».
Cuando el pensar vivía fuera del ser humano en un mundo anímico superior, el ser humano no disponía de sus órganos para el habla.
Por tanto, si el que quiere desarrollase se conecta con el pensar, el sentimiento y la voluntad y profundiza mediante su conciencia en su laringe experimentará las mismas fuerzas creadoras anímicas que se manifestaron en la formación de los órganos del habla.
Steiner vuelve a recomendar paciencia para poder llegar a experimentar una piedad y armonía que le llegará a presentir las fuerzas divino-espirituales que se irradian por el universo.
Ella siente
Steiner indica que, cuando en su desarrollo el hombre todavía no tenía diferenciadas sus manos de sus pies, en el tiempo que no había alcanzado su postura erecta, el sentir se le donaba desde entidades superiores.
Fue en el momento que alzó su mirada cuando pudo desarrollar sus manos como herramientas capaces de crear objetos y coincide también en ese momento que adquiere la posibilidad de generarse su karma. Esto es así porque aparecen los actos de los que se puede responsabilizar
Aquel que se sumerge en ese «Ella siente» de la misma manera que lo ha hecho con las frases anteriores se eleva hasta las correspondientes fuerzas creadoras de los mundos superiores. Se debe llevar toda la conciencia a los brazos y manos y se llegará a sentir una dicha indescriptible, que se puede denominar como el amor en la actividad del ser. El ser humano alcanza así la conciencia de como el Amor creador inunda el espacio y como por este hecho le dota de su aliento
«Él quiere»
Fue la fuerza de esa frase la que en un remoto pasado dotó al cuerpo humano de independencia frente al mundo que lo rodeaba. Antes existía un flujo de sustancias entre el cuerpo y el medio que lo rodeaba. Vivía inmiscuido en el entorno, aunque hay que entender este medio ambiente resultará totalmente diferente al que conocemos hoy.
Aquel que busque desarrollarse deberá sumergirse con su pensar, sentir y voluntad en este «Él quiere» y concentrarse en su superficie de la piel para alcanzar dichas fuerzas creadoras. Estas son aquellas que dotan a los objetos de forma.
La persona, si persevera suficientemente en su experiencia interna. llegará a sentir en su pensar, como si se hubiera elevado de su forma corporal-sensorial y pudiese mirar al campo del crear sensorial, pudiendo actuar sobre él como le corresponde en el mundo espiritual a los pensamientos divinos.
La fuerza que parte del pensar puede trasladarnos a la espiritualidad y adquirir la conciencia de que se le puede dotar al mundo físico desde regiones más elevadas lo que verdaderamente necesita.
La respiración
Mientras se sumerge uno en si mismo se debe prestar atención a la respiración para por un lapso de tiempo hacerla consciente.
Es la forma de poder introducir las fuerzas espirituales que crearon el sistema respiratorio que el ser humano requiere para vivir de forma independiente, las manos que le hacen ser responsable de sus actos y los órganos fonadores que le permiten trasladar el contenido de su alma a los demás en forma de tonos audibles.
La evolución del ser humano y la meditación del «Yo soy»
Será una forma de hacer conscientes todas las capacidades que dormitaban en el ser humano. Podrá tomar conciencia de lo que antes solo había sabido mediante el estudio y es que el hombre ha tenido que pasar por diferentes estados evolutivos antes de alcanzar el estado actual terrestre. (Antiguo Saturno, antiguo Sol, antigua Luna).
El estado saturnal se repite en el crear del «Él quiere«, que proviene de la capa superficial del ser humano, el del antiguo sol crea el «ella siente» en brazos y manos y el lunar el corresponde al crear de «ello piensa» en lo órganos del habla.
Conclusión de las aclaraciones a la meditación del «Yo soy»
De esta manera el ser humano abandona la idea de que su cuerpo ha sido generado en el mundo sensorial y puede contemplar como han sido las fuerzas de lo mundos superiores los que lo han creado.
Este paso de lo exotérico a lo esotérico ayuda al ser humano a poder tener una nueva idea de los conceptos como Saturno, luna o sol.
Esta meditación es solo el principio, pero debe ser trabajada con toda la energía para llegar a despertar a las fuerzas espirituales que duermen en el ser humano.
Se trata de intuir los hechos espirituales que se esconden en el «Yo soy», «ello piensa», «ella siente» y «él actúa» y su conexión con las partes corporales que son una creación del mundo espiritual.